Inicio mis observaciones, sin evitar escribir el siguiente comentario: Me asombra el estado actual de algunas instituciones de educación superior (IES), en específico, a la sincronía, a la simultaneidad que goza el eficientar la gestión política. Estoy convencido que la política no es un tema apócrifo en el desarrollo institucional. Y que el intercambio de opinión, la selección, empadronamiento de voluntades y la misión grupal por afinidades, son aspectos intrínsecos a la política. Pero no es la caja de Pandora.
Durante mis años de estudiante de ingeniería mecánica y posteriormente, como profesor, observé y hasta participe en ocasiones del trabajo hormiga de concientización, tanto de estudiantes como de profesores y trabajadores. De joven tendía hacia una posición de idealismo pendularmente de extrema izquierda. Consecuentemente, mi involucramiento en la operación política universitaria. En la actualidad, ese péndulo oscila felizmente sin confusiones ni limitaciones. Es decir, adquirí el conocimiento para esgrimir los fundamentos para el análisis que aspiro desarrollar.
Preguntó: somos profesores universitarios a la caza de objetivos por medio de una argumentación basada en los supuestos, en la especulación desmedida y por ello, comprometiendo el futuro a una victoria electoral universitaria o, sin aspavientos nos reconocemos literalmente como operadores políticos? Dentro del ambiente universitario la política debe tener su marco de acción y debe estar encaminada fundamentalmente a causar beneficios en los estamentos humanos inmersos en su dialéctica. El razonamiento metódico del cuál nos jactamos por la formación académica de ingenieros y arquitectos, lo cual sospecho en la mayoría de los casos conlleva a reconocer y reconocernos como profesionales con un destacado orden mental, debe excluir por definición la diatriba. Es una utopía? Estoy convencido que no. Aún con la certeza de esta certidumbre, como cualquier sistema, somos presa del desequilibrio. El estado metaestable de los sucesos político-universitarios es función de intereses personales que se propagan en órdenes insospechados hacia los intereses de la comunidad universitaria. Qué intereses de grupo son lo suficientemente determinantes para validar una iniciativa totalmente personal? Dejé el juego político ya hace muchos años, porque preferí formular hipótesis que eventualmente pudiera validar. Pero las puertas a la información privilegiada golpeó sutilmente mi fisgona nueva tarea. El método científico le hace los mandados a la compleja voluntad personada en el autócrata que gobierna con astucia y coacción la política en el ámbito de la UNI.
La propuesta para la creación de un Centro de Investigación Autónomo Multidisciplinario (CIAM) es una iniciativa que conjunta a los sectores comprometidos con el desarrollo de Nicaragua, llámese Gobierno de la República de Nicaragua representado por el CONICyT, la Comisión de Educación, Medios de Comunicación Social, Cultura y Deportes de la Asamblea Nacional; el CNU, las instituciones de educación superior (IES), empresas del sector privado y público, sociedad civil, colegios de ingenieros y arquitectos, asociaciones de profesionales y público en general.
Durante mis años de estudiante de ingeniería mecánica y posteriormente, como profesor, observé y hasta participe en ocasiones del trabajo hormiga de concientización, tanto de estudiantes como de profesores y trabajadores. De joven tendía hacia una posición de idealismo pendularmente de extrema izquierda. Consecuentemente, mi involucramiento en la operación política universitaria. En la actualidad, ese péndulo oscila felizmente sin confusiones ni limitaciones. Es decir, adquirí el conocimiento para esgrimir los fundamentos para el análisis que aspiro desarrollar.
Preguntó: somos profesores universitarios a la caza de objetivos por medio de una argumentación basada en los supuestos, en la especulación desmedida y por ello, comprometiendo el futuro a una victoria electoral universitaria o, sin aspavientos nos reconocemos literalmente como operadores políticos? Dentro del ambiente universitario la política debe tener su marco de acción y debe estar encaminada fundamentalmente a causar beneficios en los estamentos humanos inmersos en su dialéctica. El razonamiento metódico del cuál nos jactamos por la formación académica de ingenieros y arquitectos, lo cual sospecho en la mayoría de los casos conlleva a reconocer y reconocernos como profesionales con un destacado orden mental, debe excluir por definición la diatriba. Es una utopía? Estoy convencido que no. Aún con la certeza de esta certidumbre, como cualquier sistema, somos presa del desequilibrio. El estado metaestable de los sucesos político-universitarios es función de intereses personales que se propagan en órdenes insospechados hacia los intereses de la comunidad universitaria. Qué intereses de grupo son lo suficientemente determinantes para validar una iniciativa totalmente personal? Dejé el juego político ya hace muchos años, porque preferí formular hipótesis que eventualmente pudiera validar. Pero las puertas a la información privilegiada golpeó sutilmente mi fisgona nueva tarea. El método científico le hace los mandados a la compleja voluntad personada en el autócrata que gobierna con astucia y coacción la política en el ámbito de la UNI.
La propuesta para la creación de un Centro de Investigación Autónomo Multidisciplinario (CIAM) es una iniciativa que conjunta a los sectores comprometidos con el desarrollo de Nicaragua, llámese Gobierno de la República de Nicaragua representado por el CONICyT, la Comisión de Educación, Medios de Comunicación Social, Cultura y Deportes de la Asamblea Nacional; el CNU, las instituciones de educación superior (IES), empresas del sector privado y público, sociedad civil, colegios de ingenieros y arquitectos, asociaciones de profesionales y público en general.
La idea de que la investigación científica es prioridad para el desarrollo de Nicaragua, se fundamenta desde la política tecnológica del Gobierno de la República, concebida paralelamente y en congruencia con los objetivos nacionales y que debe incidir directamente en la productividad y los programas de capacitación a todos los niveles y que vinculen la ciencia y la tecnología con las necesidades sociales y productivas de Nicaragua. Esperamos del gobierno de Nicaragua, una idea clara hacia dónde dirigirnos los próximos años y apoyar esta dirección desde las diferentes instituciones del espectro de la sociedad nicaragüense. Aclaro que una línea política emanada desde el poder ejecutivo de la nación, no es su absoluta y total responsabilidad. Esta línea política debe estar consensuada desde la academia, representada por las diferentes IES, que a la vez debe abarcar el dato duro sustraído desde el estudio del estado social, laboral y productivo de la Nación.
Un Centro de Investigación no será la panacea a la gama de problemas de Nicaragua, pero será el inicio para explorar, para infringir un ritmo de trabajo a las comunidades de investigadores, una eventual regénesis al pasmado desarrollo científico y tecnológico del país y ejemplo obligado para la región centroamericana. La preparación de especialistas e investigadores a nivel de postgrado y de expertos en diversas disciplinas científicas y técnicas, cuyas actividades coadyuven al desarrollo, incremento y transmisión de la cultura y elevar la calidad de la educación científica y tecnológica, es el objetivo de éste.
Yo desconozco los términos en que esta redactado y los alcances del Plan de Desarrollo Nacional del período del Presidente Enrique Bolaños, y aún más, desconozco sí este plan, contempla los objetivos a alcanzar en el área de la Ciencia y la Tecnología. Señor Presidente, la propuesta es explorar la idea de la creación de este Centro de Investigación. La participación de la comunidad científica de la Nación es obligada y necesaria, hasta fundamental y esto usted lo debe saber muy bien, dada su formación académica. Se le extiende invitación a meditar en ello. Se le participa, que se le ha dirigido comunicación al Dr. José Rizo Castellón, en su calidad de Presidente del Consejo Nicaragüense de Ciencia y Tecnología y en su nombre ha respondido el Ing. Raúl Chiang Tam, Secretario Ejecutivo del CONICyT, estar de acuerdo y anuente a dar seguimiento a la iniciativa. Lastimosamente una apreciación cualitativa no es suficiente y se necesita de un apoyo decidido para formular la creación de una institución de esta envergadura. Una comisión formada para tal fin debe ser la primer aproximación para su consolidación.
Ahora, la sinergia política de las IES debe supeditarse al interés de la Nación. No pueden las IES ser obstáculo para el desarrollo tecnológico y científico de Nicaragua, por el solo hecho de divergir a lo interno. El CONICyT debe ser el garante que las políticas divergentes internas de las IES no transciendan a la toma de decisiones que afecten la promoción de proyectos vinculados al desarrollo científico y tecnológico. Debemos convencernos que la creación de una estructura que agrupe a los investigadores científicos de todas las disciplinas de todas las IES de Nicaragua es una apremiente decisión por parte del gobierno de la República. Desde este foro se propondrán las líneas de investigación, con el consenso de los comités científicos de las IES agrupadas en el CNU.
Finalizo al confesar no estar en contra del quehacer político de las autoridades académicas de las IES. A fin de cuentas somos seres políticos por naturaleza. Pero, rehusó certificar que los brazos políticos de los grupos en el poder, golpeen sobre la mesa imponiendo su voluntad y hagan de lado las iniciativas que procuran el desarrollo, como es el caso de la iniciativa del Centro de Investigación y, contrariamente, favorezcan los nimios e egoístas intereses de grupúsculos proscritos. En el mejor de los casos, las autoridades universitarias deben recibir el aplauso colectivo de la sociedad nicaragüense ante el apoyo que brindan a los gestores de tales iniciativas y coadyuvar a la realización éstas. Por otro lado, deben orientar la formación de comisiones interdisciplinarias y extramuros en todas la IES nicaragüenses que tengan como objetivo explorar, esto es, estudiar la factibilidad, viabilidad, ejecución y puesta en marcha de este y otros Centros de Investigación, según el campo de estudio propuesto desde cada Universidad o IES.
Dr. Juan Espinoza Cuadra
2003
México.
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